El turista en su ciudad.



La mirada del buen turista es algo que muchos prenden cuando arrancan y apagan ni bien toman el bondi de vuelta. Personalmente creo que es un error por varias razones.

La principal es que la ciudad donde uno vive merece ser vista. Uno tiende a pasar de un lado a otro mirando para adelante, abajo o adentro, y se termina perdiendo a la gente, los lugares y los edificios que lo rodean y que siempre merecen verse.

Otra es que si uno vive en un lugar "complicado" y entrena la vista de turista al mismo tiempo que el cuidado de las pertenencias, luego puede viajar por cualquier lado sin perderse nada ni perder nada tampoco. Parece una paranoia inútil, más cuando uno es porteño y cualquier lado que va le parece chico y seguro. Vayan a cualquier otra ciudad grande en serio (DF en mi caso) y me van a entender.

Tercero, en la propia ciudad es el mejor lugar para aprender a distinguir entre la ciudad real y la turística. Y ese aprendizaje es transladable a todo el mundo. Cuarto, uno empieza a conocer lugares para mostrar a otros turistas. Y ser buen guía en la propia ciudad es siempre una buena inversión.

¿Y cómo se entrena esa vista? Bueno, eso ya depende de cada uno y de lo que cada uno quiera ver. Personalmente me gusta dejarme sorprender por los edificios, observar a la gente particular que anda por ahí y la gente común que es figurita repetida en todos los barrios y le da a uno esa sensación de "estoy en casa" tan particular. Otra cosa que me gusta particularmente en las ciudades, es encontrar las cosas "permanentes", es decir, que son y han sido así desde hace añares. En un próximo post les cuento un par de esas.

Para este dejemos en que cada uno sabe qué quiere saber ver. Y que lo importante es empezar a verlo ahora, para saber hacerlo al salir.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario